Se dice que Buda fue un príncipe consentido, solo conocía los placeres de palacio, hasta que encontró en un sendero a un enfermo, a un anciano y a un cadáver. Fue entonces cuando, consciente de que el sufrimiento forma parte de la existencia, empezó su camino al “despertar”.
Todos vivimos en nuestro mundo ajeno a los mundos que nos rodean. Cuando encuentras el sendero que te acerca al mundo paralelo de otra persona y te das cuenta que su vida es semejante a la tuya, pero con notorias diferencias en conceptos y formas de entender el entorno que rodea nuestra realidad alternativa que coexiste en la misma linea temporal, evolucionas positivamente.
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