Hay personas que aparecen en nuestra vida como traídos por un casual designio en el momento más adecuado. Son un soplo de aire fresco que reconforta mente y alma, que encaja en nuestros valores y que se instala en nuestro corazón casi sin permiso.
¿Cuántas personas pueden pasar por tu vida?, ¿Cuántas han pasado y se han ido? ¿Cuántas se han quedado?.
Para estas tres preguntas la respuesta es una complicada ecuación emocional en la que las variables son tan irracionales como infinitas. A la primera pregunta, debería responder con un, millones, billones... Para la segunda, no se han sido tantas que... Para la tercera, esa es la que me parece más fácil. Puedo contarlas con los dedos de una mano.
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