La sabiduría popular nos dicen que cuando queremos destrabar nuestra mente es apropiado salir a caminar y tomar aire. La idea de que caminar nos hace pensar mejor o al menos pensar diferente está profundamente arraigada; uno puede intuir claramente que un ambiente despejado como el que se experimenta extramuros despeja también a la mente.

Mis ideas fluyen libremente cuando me encuentro paseando sin rumbo por los parajes más diferentes que uno ha puede visitar.
Nietzsche incluso se aventuró a decir que “todas las grandes ideas se concibieron caminando”.
Ya desde muy crió, me gustaba darle a eso del pensar y lo hacia con más fuerza y libertad cuanto más me daba por andar. Hasta una bella poesía a una linda muchacha pude crear.
De adulto, no he parado de andar y de crear. Libre y solitario mil cosas he podido publicar aunque anonimato las decidí dejar.
Ya tengo 40 y ahora es el momento de pasear y sacar todas esas ideas a la realidad de esta vida que aunque muchas veces me parece tan real es solo la multiplicación de miles ideas que todos hemos decidido aportar.
Caminar y pensar o caminar para pensar, he ahí un binomio simbiótico que atraviesa la historia; pocas cosas más refinadas y secretamente vitales para la creación en la cultura humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario